Los adolescentes, que están sufriendo cambios físicos, emocionales y sexuales, son una población muy sensible a los mensajes que llegan desde los medios de comunicación donde se asocian un aspecto físico ideal, con una imagen de autocontrol, atractivo, inteligencia y éxito. Es por ello fácil de entender que los adolescentes hagan dietas incontroladas, para alcanzar esa imagen ideal.
La detección precoz y la prevenciónde la bulimia son piezas claves para evitar que estos trastornos alimentarios progresen.
Para poner en práctica las medidas preventivas es necesaria la participación de toda la familia, y todo el equipo interdisciplinario de salud.
Para ello la familia debe estar atenta a las conductas no habituales que tenga la adolescente, como por ejemplo:
- Pérdida de peso llamativa o delgadez extrema.
- Encontrar excusas para saltarse comida.
- Comportamientos alimenticios inusuales, aplicación de ritualismo al comer.
- Preocupación inhabitual para su edad en los resultados escolares; cree que los resultados nunca son lo bastante buenos.
- Extrema sensibilidad a la crítica.
- Preocupación inhabitual por los cambios en la rutina; poca flexibilidad y adaptabilidad.
- Tendencia a ser perfeccionista.
- Comunicación cerrada; tendencia a la excesiva corrección y educación para su edad. Puede estar tenso o muy animado.
- Preocupación inhabitual por su aspecto físico, excesivo aseo, "ni un pelo fuera de lugar".
- Abandono de amigos y actividades; inmersión poco habitual en una actividad específica excluyendo otras.
- Amenorrea. Puede confundirse fácilmente con irregularidades del ciclo normales en esa edad.
- Comportamientos inusuales o compulsivos, especialmente los relacionados con la comida.
- Cambios de temperamento.
- Comportamiento muy controlado, capaz de ocultar sus sentimientos.
- Conversa demasiado sobre el peso o el aspecto físico, suyo o de otros.
- Tolera mal a los demás.
- Baja autoestima.
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